Mi compañera
Acariciaba tu pie y contemplaba sus pequeñas dimensiones. Contaba con mi índice cada unidad, obsesivamente:
Uno, dos, así hasta los nueve dactilares.
Desde que fui abducido, mi hembra, mi selenita, me tiene loco.
Uno, dos, así hasta los nueve dactilares.
Desde que fui abducido, mi hembra, mi selenita, me tiene loco.
Autosugestión
En la oscuridad estaba aquel individuo enmascarado, que exhibía un hacha de manera amenazadora. Estremecido, atenazado, oculto mi faz y me resigno al destino. El acomodador me avisa del fin de la proyección.
Amada mía
La pesada losa de mármol comenzó a ceder. Comprobé que la tumba estaba vacía. Una frialdad recorrió mi espalda.
Sus esqueléticos brazos apretaron mi abdomen, me asfixiaba, me susurraba, ven conmigo amado mío.
Sus esqueléticos brazos apretaron mi abdomen, me asfixiaba, me susurraba, ven conmigo amado mío.
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